Guerrero

La Chole

La zona arqueológica de Soledad de Maciel toma su nombre por su cercanía con el poblado del mismo nombre, ubicado en el municipio de Petatlán. Respecto al nombre “Xihuacan”, entre los objetos que se presentan en el museo, destaca una piedra labrada con el glifo topónimo de Xihuacan, que da nombre al recinto, encontrada durante las recientes excavaciones en el área del Juego de Pelota.  El glifo es circular y revela el nombre con el que se conocía este lugar en la época prehispánica. Xihuacan es una palabra de origen náhuatl que significa “lugar de los poseedores de turquesa”, y que hace referencia a una metáfora para denominar a aquéllos “que poseen el tiempo” o “que controlan el calendario.” 

Se trata uno de los centros ceremoniales más grandes e importantes de la región de la Costa Grande de Guerrero durante el período epiclásico (650 – 900 d. C.).


Historia del sitio
 

La zona arqueológica de Soledad de Maciel se ubica en la planicie costera de la región de la Costa Grande del Estado de Guerrero. El sitio muestra una arquitectura monumental masiva y única detectada hasta el momento en la región. El trazo de la ciudad prehispánica comparte un patrón de diseño mesoamericano, basado en la conjunción de astros como el planeta Venus, el sol y la estrella polar.

La variada industria de los materiales arqueológicos indican una ocupación desde el preclásico superior con pequeños caseríos dispersos que ocuparon las partes semiplanas y lomeríos, ambas áreas cercanas a cuerpos lacustres y ribereños, así como yacimientos salinos periféricos, como la Laguna de Potosí y las salinas de Juluchuca; el apogeo tanto constructivo como ocupacional se da en el clásico siendo el esplendor en el período epiclásico (650 – 900 d. C.). 
 

Descripción del sitio
 

El sistema constructivo que caracteriza a este asentamiento es la llamada “arquitectura en tierra”, con la particularidad de que las arcillas que forman parte de la arquitectura monumental fue utilizada tanto de forma cruda como cocida (corazas de barro cocido), siendo esta última una característica que lo hace único a nivel nacional. Este sistema constructivo más que deberse a influencias externas, obedece a la utilización de los recursos existentes en el área para resolver sus necesidades constructivas y de habitabilidad como para la creación de los escenarios religiosos, tal es el caso del área ceremonial oriente.  Sin embargo, el sitio también muestra sectores donde se utilizaron grandes lajas de granito y cantos rodados para la creación de espacios arquitectónicos de menores dimensiones como el juego de pelota y el área del Tecpan, conjugando el sistema mampuesto de adobes y acorazados de barro cocido.

Tanto los materiales arqueológicos como la cerámica muestran una alta actividad comercial con el altiplano central, en especial con Teotihuacán, con los valles de Oaxaca, los grupos culturales del Occidente de México y la parte norte del cono sur; de igual manera el sitio estuvo fuertemente ligado con los sitios contemporáneos dentro del Estado de Guerrero, como La Organera Xochipala y Tehuacalco en la región Centro y con Piedra Labrada ubicado en la Costa Chica, limítrofe con el estado de Oaxaca. 

Las fuentes históricas del siglo XVI indican que a finales del período prehispánico el grupo cultural que habitó esta sección de la Costa Grande fueron hablantes de kwitlateko; los datos etnohistóricos indican que estos habitantes eran llamados la “gente de cieno”  o los “guardines del oro”, (teocuitlatl o excremento de los dioses).





 








Foto



Piezas arqueológicas estilo Teotihuacan

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